Levántate y Anda
"El Poder Transformador de
la Fe y la Esperanza en Cristo”
¿Qué te está atando hoy?
Vivimos en un mundo que corre, compite y lucha por sobrevivir.
Millones de personas se sienten paralizadas: no físicamente como el cojo de nacimiento en Hechos capítulo 3, pero sí emocional, espiritual y mentalmente.
Algunos están atados al pasado, otros por el miedo al futuro, otros por la culpa, el pecado o la falta de identidad.
¿Qué es lo que te tiene postrado a ti?
¿Qué puerta del templo de tu vida se ha cerrado para siempre… o eso crees?
Hoy quiero hablarte como coach cristiano de vida, pero también como tu hermano en la fe. Quiero llevarte de la mano hacia un encuentro con el poder sanador de Jesús, un poder que no solo transforma piernas inútiles en fuerza renovada, sino que transforma corazones rotos en testimonios vivientes.
Este mensaje está inspirado en el poderoso capítulo 3 del libro de los Hechos, y respaldado por las enseñanzas eternas de la Palabra de Dios.
Un encuentro inesperado con el destino divino
En Hechos 3, Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora de la oración.
Allí se encontraba un hombre cojo de nacimiento, que todos los días era llevado a la puerta llamada Hermosa para pedir limosna. Este hombre no conocía otra forma de vivir que depender de otros.
Su condición le había robado el poder de soñar, de avanzar, de sentir que tenía propósito.
¿Te identificas?
¿Sientes que hay una parte de tu vida que lleva años sin cambiar?
Tal vez una lucha emocional, un fracaso, un pecado oculto, un vacío interior que nada puede llenar.
Como coach de vida cristiano, te digo esto: no importa cuánto tiempo hayas estado postrado, ni cuántos años hayas vivido esperando limosnas de amor, de aceptación o de paz.
Hoy puede ser el día en que escuches las palabras: “Levántate y anda”.
La clave está en la mirada: “Míranos”
Pedro y Juan no solo pasaron de largo como muchos lo hacían.
Lo miraron fijamente y le dijeron: “Míranos”. ¡Qué poderosa es esa palabra!
En un mundo que ha perdido la capacidad de ver al otro con compasión, Jesús nos enseña a mirar con ojos del cielo.
El cojo los miró esperando recibir dinero, pero recibió mucho más: recibió el poder para caminar.
¿Cuántas veces miramos a Dios solo esperando que nos dé algo material?
¿Un empleo, un milagro financiero, una sanidad física?
Pero Dios quiere darte algo mejor:
Él quiere darte la capacidad de caminar espiritualmente, de levantarte con identidad, con propósito, con fe.
La declaración que lo cambió todo
Pedro le dijo: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy:
En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda!”
Aquí está el secreto del coach cristiano de vida que se apoya en la Palabra de Dios: no se trata de cuánto tienes, sino de a quién tienes.
Pedro no tenía dinero, pero tenía a Jesús.
Y cuando tienes a Jesús, lo tienes todo.
Esta es una palabra profética para ti hoy: no necesitas más recursos, necesitas más fe; no necesitas más excusas, necesitas más poder espiritual; no necesitas más tiempo, necesitas una palabra del cielo.
Cuando Cristo habla, los cojos caminan, los muertos resucitan, y los que estaban perdidos encuentran dirección.
Levantarse es un acto de fe
Dice el texto que Pedro tomó al hombre por la mano derecha y lo levantó.
¡Qué acto tan hermoso!
No solo le dio la palabra, también le extendió la mano.
Y en ese momento, sus pies y tobillos cobraron fuerza.
Aquí hay una lección práctica para todo coach cristiano: la fe no es pasiva, la fe se pone en acción.
El hombre cojo pudo haber dicho:
“No puedo”, pero eligió confiar en la palabra de autoridad que Pedro le dio.
Ese es el punto de quiebre de toda transformación: cuando decides creerle a Dios por encima de tus circunstancias.
Cuando Cristo te levanta, tu vida se convierte en testimonio
Inmediatamente el hombre se levantó, caminó, entró en el templo —algo que nunca había hecho antes— y comenzó a andar, saltar y alabar a Dios.
¡Qué escena tan gloriosa!
Este es el poder de una vida transformada por Cristo: pasa de la dependencia a la adoración, del lamento a la alabanza, del estancamiento a la misión.
Ya no pedía limosna.
Ahora era un adorador, alguien que testificaba con cada paso.
Como coach cristiano, te animo hoy a ver tu dolor como un testimonio en proceso.
Lo que hoy es tu debilidad, mañana será tu ministerio.
El mismo Dios que usó a Pedro y a Juan quiere usarte a ti para extender la mano a los que están postrados.
Palabras clave para tu corazón
Si estás leyendo esto porque buscaste en Google o en redes sociales frases como:
“Cómo salir adelante con fe”
“Motivación cristiana basada en la Biblia”
“Enseñanzas del libro de los Hechos”
“Coach cristiano de vida”
“Palabras de esperanza cuando me siento estancado”
“Cómo tener una vida plena con Cristo”
Entonces has llegado al lugar correcto. Porque no estás leyendo esto por casualidad.
Estás leyendo porque el Espíritu Santo quiere hablar a tu vida.
¿Qué podemos aprender como Cristianos?
Como Cristianos, creemos en un Jesús vivo que sana, salva y transforma.
Creemos en un día sagrado para reconectar con nuestro Creador, y que el cuerpo humano es templo del Espíritu Santo.
Este relato en Hechos 3 nos recuerda la importancia de:
Buscar la presencia de Dios diariamente, no solo en un día.
Extender nuestras manos a los necesitados, como Pedro lo hizo.
Testificar del poder de Cristo, no solo con palabras, sino con hechos.
No depender de las cosas materiales, sino vivir por fe.
Alabar a Dios con gozo, incluso después de las pruebas más difíciles.
Historia real inspirada en Hechos 3
Conocí a Martín en una serie de conferencias evangelísticas.
Era un joven de 30 años que había estado postrado emocionalmente por el abandono de su padre, una adicción oculta y una baja autoestima que lo paralizaba en todas las áreas de su vida.
Había intentado terapias, medicación, incluso prácticas espirituales alternativas… pero nada le devolvía la alegría.
Una noche, mientras compartía una reflexión basada en Hechos 3, él rompió en llanto.
Se identificó con el hombre cojo.
Sentía que había estado toda su vida esperando una “limosna” de afecto, reconocimiento y paz. Esa noche oramos juntos y le dije:
“No tengo oro ni plata, pero tengo a Jesús”.
Y fue en ese instante que el poder del Espíritu Santo comenzó su obra.
Hoy, Martín es líder de jóvenes, comparte su testimonio en escuelas e iglesias, y camina con una identidad firme en Cristo.
Porque cuando Jesús te toca, no solo te levantas… ¡caminas hacia tu propósito!
¿Estás listo para levantarte?
No importa cuán larga haya sido tu espera.
Hoy es el día para dejar la puerta llamada Hermosa y entrar al templo de Dios con alabanza.
Hoy es el día para dejar de pedir migajas y comenzar a caminar como hijo del Rey.
Hoy es el día para que digas con fe:
“En el nombre de Jesucristo de Nazaret, me levanto”.
Recuerda siempre esto: cuando Cristo está en tu vida, lo imposible se hace posible, lo estancado se pone en movimiento, y lo muerto resucita.
Tu vida es un mensaje de esperanza
La historia del cojo de nacimiento es la historia de todos nosotros: alguna vez estuvimos paralizados por el pecado, por el miedo, por el dolor.
Pero Dios no nos deja donde nos encontró.
Él nos restaura, nos fortalece y nos lanza al mundo como testigos vivos de Su gracia.
Si hoy estás leyendo esto y sientes que es tiempo de levantarte, entonces este mensaje ha cumplido su propósito.
Con amor, convicción y esperanza en el nombre de Jesús,
Juan Manuel
Coach Cristiano de Vida – Inspirando Vidas con Propósito
No hay comentarios:
Publicar un comentario