EL AMOR DE DIOS
La importancia de cambiar nuestra forma
de vivir para agradar a Dios
En la vida diaria, enfrentamos constantemente desafíos y tentaciones que nos alejan de la voluntad de Dios.
Vivimos en un mundo que nos bombardea con valores y creencias contrarias a las enseñanzas de la Biblia.
Sin embargo, como cristianos, estamos llamados a vivir de acuerdo a la voluntad de Dios, a agradarle en todo lo que hacemos y a reflejar su amor en nuestro actuar.
El amor de Dios es el fundamento de nuestra fe y lo que nos impulsa a cambiar nuestra forma de vivir.
En 1 Juan 4:10 leemos:
"En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados."
El amor de Dios nos transforma, nos llena de su gracia y nos guía por el camino de la vida eterna.
Para agradar a Dios, es necesario vivir de acuerdo a sus mandamientos y enseñanzas.
En Romanos 12:2 encontramos estas palabras:
"No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestra mente, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."
Cambiar nuestra forma de vivir implica dejar atrás las prácticas pecaminosas y adoptar un estilo de vida que refleje la luz de Cristo.
El amor de Dios nos impulsa a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
En Mateo 22:39 leemos:
"Y el segundo es semejante, que digas: Amarás a tu prójimo como a ti mismo."
Este mandamiento es fundamental en la vida del cristiano, pues nos llama a mostrar el amor de Dios a través de nuestras acciones y palabras.
Cuando amamos a nuestro prójimo, estamos reflejando el amor de Dios que habita en nosotros.
El amor de Dios también nos motiva a perdonar a aquellos que nos han hecho daño.
En Efesios 4:32 encontramos estas palabras:
"Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como también Dios os perdonó en Cristo." Perdonar a quienes nos han herido es un acto de amor y obediencia a Dios, que nos libera del resentimiento y nos permite experimentar su paz y sanidad interior.
Para agradar a Dios, es necesario ser diligentes en nuestra vida espiritual y en nuestra relación con él.
En 2 Pedro 1:5-7 leemos:
"Por esto mismo, poned toda diligencia en añadir a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, amor fraternal; y al amor fraternal, amor."
La diligencia en nuestra vida espiritual nos acerca más a Dios y nos ayuda a vivir de acuerdo a su voluntad.
El amor de Dios nos impulsa a buscar su reino y su justicia en todo momento.
En Mateo 6:33 leemos:
"Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas."
Cuando buscamos agradar a Dios antes que a nosotros mismos, somos bendecidos con su provisión y cuidado en todas las áreas de nuestra vida.
Vivir de acuerdo a la voluntad de Dios nos lleva a experimentar su amor y su bondad de manera sobrenatural.
Por ello, la importancia de cambiar nuestra forma de vivir para agradar a Dios radica en reflejar su amor en todo lo que hacemos.
El amor de Dios nos transforma, nos motiva a vivir de acuerdo a sus mandamientos y nos impulsa a amar a nuestro prójimo.
Vivir en obediencia a Dios nos lleva a experimentar su amor de manera sobrenatural y nos llena de su paz y gozo.
Que el amor de Dios guíe cada una de nuestras decisiones y acciones, para honrarle en todo momento y vivir en su voluntad perfecta.
¡Gloria a Dios por su amor inagotable y redentor!
Juan Manuel
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